miércoles, 28 de mayo de 2014

¿Por qué Vainica Doble es el tesoro más valioso y mejor escondido de la música española?



Es difícil hablar de Vainica Doble, al menos para mí, porque ello implica mucha responsabilidad por lo que significan para mí y para muchas personas. 



¿Quiénes fueron? Dos mujeres que cansadas y avergonzadas de la música que se hacía en España en los setentas, deciden juntarse a hacerlo de una manera original y digna. ¿El resultado? Una colección mágica de historias y poemas musicalizados adelantados a su tiempo, tanto líricamente como musicalmente. Siempre bajo la bandera pop, se adentran y acercan al jazz, experimental, psicodelia, música clásica y rock. Juegan con palabras, instrumentos, y mezclan sus voces. Carmen Santoja y Gloria Van Aerssen, salidas del baúl de los recuerdos, tocando una guitarra en el bosque, huyendo de los museos hacia lo mesones, enamorándose una y otra vez y dejando claro sus ideales y percepciones. 

Su temática abarca desde problemática ambiental (Agáchate que te pierdes, Coto de Doñana), historias sobre marginados y oprimidos (Darío el gigante, Mariluz, Alas de Algodón), amor y desamor (Habanera del primer amor, Roberto Querido, Coplas del Iconoclasta Enamorado), pasando por magia y realismo mágico (El Duende, La Bruja), dramas y tragedias (Fulgencio Pimentel, La Mona Coqueta, La Ballena Azul, La Funcionaria) hasta poemas (Tigre del Guadarrama, La Cocinita Mágica). Inspiración infinita actual y pasada para muchos músicos de pop independiente post-movida (La Buena Vida, Le Mans, Family, Pauline en la Playa, etc.) 


En cuanto a su discografía (8 álbumes, algunos EPs y recopilatorios) se deslizaron y evitaron caer en las garras de la industria discográfica. Comienzan con un disco epónimo, en 1971, con canciones deliciosas y algo lo-fi repleto de fabulas y magia. Luego viene Heliotropo (1973) en donde se estilizan musicalmente y hablan sobre la transformación negativa psicológica de un amigo (Réquiem por un amigo), las desgracias de estar atrapados en el establishment (Ay Quién Fuera a Hawái) y maquinas que se hacen el amor y acaban como chatarra (La Máquina Infernal). En 1976 llegan con Contracorriente, el disco más ambiental que tienen, donde la naturaleza es el escenario en donde la urbanización rompe relaciones, los niños hacen rabietas porque sus padres los obligan a comer verduras, y en donde se preguntan qué sucedería si las alas de todos los ángeles se pusieran en movimiento...


El Eslabón Perdido aparece en 1980, la portada diseñada por Iván Zulueta, donde vuelven con historias trágicas, niñas precoces y cocinas mágicas. En 1981 publican lo que para mí es su álbum mejor logrado y más profundo: El Tigre de Guadarrama, desgarrador y misterioso por partes iguales, sax, bajo, guitarras y teclados que acompañan canciones sobre homofobia, cartas de amor, un suicidio en el bosque con Chopin de fondo, y personas que no respetan al familiar muerto y sólo buscan su herencia. Cosas de la vida común pues.


En 1984 Taquicardia viene con múltiples instrumentos y algo de jazz, ¿cómo sería una canción de una madre hacia su hijo que es producto de la inseminación artificial? ¿Qué pasa cuando la maestra siente una atracción por su alumno adolescente que tiembla al verla? Y con frases memorables como: doctor, hágame un electrocardiograma porque tengo delicado el corazón o es tu mirada una intrusión a mis privadas vías de comunicación. Otra obra maestra. ¿Es todo? No. Pero duermen en las nubes un tiempo y en 1997 sale a la luz Carbono 14, un resbalón curioso donde no se expresaron como ellas solían hacerlo (ellas mismas lo dijeron) y tuvieron colaboraciones de otros como Miguel Bosé o Alejandro Sanz. No hablaré de este disco pues nunca lo escuché.

Y en el 2000 llega la despedida editada por Elefant Records, un adiós que nos deja queriendo más, que nos deja rezando para que Carmen descanse en paz y sea nuestro ángel de la guarda, para que Gloria publique alguna canción nueva y que nos deja impresionados una vez más por su capacidad lírica y musical. Reciben la colaboración de músicos y artistas familiares (En Familia se titula precisamente el álbum). Y qué mejor despedida que una portada diseñada por el mítico Javier Aramburu. En este último disco nos dejan claro su postura y sentimientos una vez más. Vegetarianas sin ningún conocimiento de botánica elemental, el rey de la selva que se aferra a no dejar su reino y que está próximo a morir, la sensación de ver chiribitas de limón al ver al ser amado, la pesadez de estar en un museo interminable y el deseo de escapar a tomar un tinto con una tapa de jamón y el deseo de olvidar el nombre de la persona que nos decepcionó amorosamente, ah y también su apellido. Punto y final. 

 ¿Homenajes? Algunos, pero no dignos de la calidad y música que nos heredaron. Algunos covers que valen la pena. Estoy agradecido eternamente al destino por encontrármelas alguna vez en la red, al principio ni las quise volver a escuchar, cosa que seguramente les puede suceder a muchos. ¿Quiénes son estas señoras cantando sobre bosques, monas coquetas y elegías al jardín de la abuela? ¿Es música que valga la pena?... 
Y después de un tiempo, en mi mente se abrió un hoyito por la que entró su magia y mermelada, y desde entonces me acompañan cuando río, lloro, recuerdo, huelo, como, me enamoro y me despido. 


Irónicas, crueles, realistas, escapistas, enamoradas, independientes, marginadas, satíricas, idealistas, poéticas. ¿Acaso hay algún artista español más increíble que ellas? Lo dudo.

Gracias por todo, por recordar que un metro cuadrado es suficiente, sí se tiene una guitarra, un libro viejo y se está a la sombra de un manzano.