sábado, 24 de enero de 2009

Merenguitos (un insignificante homenaje a Vainica Doble)

Es cierto que las Vainica Doble cantaban desde el fondo de un tarro de mermelada y aún así no empalagan. Me parece que nada de lo que escriba podría describir la sensación de escuchar sus canciones.

Es asombrosa la manera tan variada que tenían para abordar experiencias dentro de sus canciones. Basta con escucharlas con tranquilidad y poner atención. Para muestra algunos ejemplos de sus canciones y un video...

"Alas de algodón", la trágica historia de Juan, niño que tenía de única compañía a la imaginación: Dueño y señor, contemplandóse a sí mismo, disfrazado de angelito, alas de algodón...

"Un siseñor con las patas verdes", una declaración de amor escondido a la que alguien con imaginación no se podría resistir: Quisiera ser leucocito para navegar por tus venas y naufragar en las playas de tu corazón de arena...

"La ballena azul", refleja todo el terror de la soledad a través de parajes marítimos, cetáceos y sangre: La ballena azul está triste y sola, perezosa y tonta, se mece en las olas...

"El duelo", tremenda visión de una disputa por herencia y de la falta de respeto por los difuntos: Riñen por malas pinturas, cuadros de dudosa procedencia, y tiran a la basura sus juguetes de hojalata...

"Roberto querido", con ritmo está canción es un adios (fin del amor) hacia un conocedor del arte; elegante y aburrido: lo agobiante de ese tipo de personas: Desprecio tus vinos rosados del Rin, tus jarrones chinos de la mejor época Ming; tengo que dejarte, piensa que me he muerto y ahí quedas Roberto, con tus obras de arte...

Y por último "El museo" (la del video), gracias a está canción le he tomado maña a los museos, pensando en todas las verdades de las que hablan: No quiero ir a otro museo que me entran ganas de tirarlo todo por el suelo; me quiero ir a un mesón, pedir un tinto y una de jamón...

¿Poesía? ¿Cuentos cortos? Ambos y con música, una experiencia única. ¡Vivan Vainica Doble!


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